Desde que Noa salía con sus padres con el chupete no ha parado de pasar por delante mi objetivo, tanto en algunas sesiones de estudio, como de exteriores, como simplemente en mitad de la calle una tarde de cañas.
Es por ello que ha sido muy especial ser el fotógrafo de su comunión, al igual que lo fui con la boda de sus padres y al igual que el bautizo de su hermana.
Una familia que confía en mi durante tantos años y que fueron de los primeros que extendieron su mano cuando estaba empezando en este mundo de la fotografía, es algo muy especial.
Muchísimas gracias Cynthia y Raúl, un fuerte abrazo.
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