Hace unos días realicé mi primera sesión en exteriores con mi hija Emma, después de muchos meses de incertidumbres y miedos por la situación que estamos atravesando a raíz del virus. Por eso, permitidme que escriba unas palabras cargadas de sentimiento.
Han pasado ya 10 años desde que empecé como fotógrafo profesional, una experiencia que no cambiaría por nada del mundo.
Todo lo que me ha dado la fotografía es difícil de cuantificar, pero algunas muy importantes serían: me ha hecho creer en mi mismo, ser mejor persona, ser mucho más sociable y la experiencia maravillosa de viajar por todo el mundo, conocer e incluso hacerme amigo de parejas y familias de diferentes países y culturas.
Todo esto ha sido gracias a vosotros, gracias a esos primeros trabajos que llegaron sin buscarlos y que cambiaron mi destino.
Una década como fotógrafo profesional se dice pronto, pero me parece un logro fantástico para alguien que venía de otro campo totalmente diferente y que nunca se le pasó por la cabeza vivir de su pasión (ni siquiera que lo podría lograr).
Hoy 2 de junio de 2020, seguimos con cámara en mano, recuperando poco a poco esa energía que se ha visto mermada durante el confinamiento, y que en cierto modo ha cambiado la manera de mirar las cosas, más sensible y con mucho más cariño del que ya de por si le daba a mi trabajo.
Siempre he dicho que no tengo miedo al futuro, no tengo miedo a guardar la cámara en un cajón para empezar una nueva aventura, pero no es así. Estos meses de encierro han sido muy duros a nivel mental y me han hecho ver lo afortunado que soy por vivir de lo que me apasiona. Lo afortunado que soy por tener a tantas personas a mi alrededor que apuestan por mi, que confían en mi. Sentirte valorado, sentirte querido es algo maravilloso.
Llevo diez años dando las gracias y espero y firmo, por otros diez más.
Un fuerte abrazo.
Algún día verás y entenderás todo lo que escribí durante tantos años. Espero que te sientas siempre orgullosa de tu papá, te quiero pequeña.
















COMENTA