En esta ocasión aunque se celebró la boda en Peraleda de la Mata, tuvimos que hacer una primera parada en Navalmoral para visitar a Carlos. Pasó un rato divertido o quizás más bien acojonado, porque los amigos las guardan bien y las fotos seguro que lo cuentan mejor que yo.
Con Ana fue todo mucho más relajado aunque el tiempo pasaba volando.
Entre si llovía o no, un reportaje con un espectacular trailer (sin remolque) en mitad de una vía de servicio y una pareja totalmente relajada, no podía sino salir una boda tan natural como la que os muestro a continuación.
¡Un fuerte abrazo familia!
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