La fotografía de boda ha ido cambiando poco a poco durante los últimos 20 años. Una fotografía estática, sin vida que a base de nuevas exigencias y a la tecnología ha ido cobrando vida. De ser retratada a ser contada, ha sido sin duda alguna el mayor salto que ha dado.
Pero para contar una boda, para narrar con fotografías no solo basta con lanzarse con una cámara y disparar sin sentido. Anticiparse a los acontecimientos, estar en el momento adecuado, encuadrar los objetos y personas que deben dar un sentido a una imagen, no se hace sin tener una visión muy especial y también espacial.
El trabajo diario, el estar siempre al pie del cañón, disparar más de 200.000 fotos al año, trabajar con las parejas, reuniones, organizar los horarios, intentar comprender a los novios, imaginar la boda, buscar esa fotografía que ponga la piel de gallina, para todo eso y mucho más es necesario vocación y sobre todo, una percepción de la estética y del gusto muy personal.
En mi fotografía no vale tirar por tirar, no me vale simplemente fotografiar una escena sin ningún tipo de sentido para seguir rellenando huecos. Mis fotografías siempre están cuidadas al máximo, pensando, seleccionando, reencuadrando y disparando en los momentos adecuados, dejando transcurrir esas situaciones que solo aparecen si has dado el margen adecuado.
Por supuesto que dentro de todo trabajo documental, también se realizarán las fotografías más habituales porque dentro del trabajo tan extenso que entrego siempre habrá un hueco para ello. Fotos de grupo, foto de anillos, pero en la mayoría de las situaciones se buscará una forma de captarlo que no condicione la fotografía pero si al espectador, para que sienta.
La experiencia durante todos estos años y casi dos millones de fotos a mis espaldas, me ha llevado a encontrar nuevos límites en mi trabajo, a los que siempre intento superar con cada nueva fotografía. Esto es lo que ofrezco en las bodas, una visión muy perfeccionada y muy sensible con la que captar esas emociones, esos momentos que necesitan ser contados y no solo fotografiados.
Si las fotografías hablaran, todas las fotos que veréis a continuación tendrían algo que contaros. Porque no es solo la imagen que veis, es la historia que hay detrás y que hace recordar a cada pareja que estaba sucediendo durante ese preciso instante.
Mi fotografía es muy especial, para parejas sin miedos y con ganas de una boda fuera de lo normal.
Con esta pequeñísima selección de más de 10 años de especialización en bodas (seguramente falten muchas bodas), intento resumir tantos años de emociones, abrazos, situaciones singulares, lágrimas, risas, momentos decisivos, luz, cámara y acción:
COMENTA