Realizar una boda en Talayuela después de haber conocido a Benji y Naza en Barcelona, fue cuanto menos un verdadero contraste. Pero la tierra donde uno nace y tiene sus verdaderas amistades no puede con los kilómetros que les separan.
Recuerdo una día antes de la boda mientras tomábamos unas cervezas con Benji, estar un poquito intranquilo acerca de una determinada decisión. Sin embargo, la verdadera personalidad de cada uno se demuestra por esas decisiones y nada ni nadie nos debe decir como tenemos que ser. También a Naza preocupada por algunos imprevistos, que por supuesto fueron solucionados fácilmente el día de la boda.
Al final una boda no deja de ser una función en directo, con sus pequeñas imperfecciones que sin embargo, son las que hacen que realmente sea una boda y no una película de ciencia ficción. La boda salió perfecta como era de esperar. Un día fantástico que disfrutaron con la familia y amigos de toda la vida.
Siempre quedará en mi recuerdo las fantásticas experiencias vividas, tanto en los días previos como en los posteriores. Y sé que los caminos volverán a cruzarse, en el momento que menos te lo esperas.
Todavía nos quedan muchos más brindis con cerveza.
¡Un fuerte abrazo!
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