Realizar una boda rústica en mitad del campo, cuando todos los planes te los echan a perder en los últimos meses es una tarea de locos. Pero Alba tenía muy claro donde quería estar con todos sus amigos y familiares, y se puso manos a la obra para sacar adelante y preparar una fantástica boda en su propia finca.
Pero no solo eso, sino que además diseñó y realizó su propio traje, así como el de muchas invitadas ¡tremendo!
Con tanta energía y ganas, estaba claro que no podía salir una boda normal y así fue. Un fantástico ambiente de principio a fin, una pareja encantadora que me lo puso muy fácil desde el comienzo y un fantástico reportaje que pudimos realizar durante todo el día.
Es un privilegio realizar reportajes de boda en lugares nuevos, sacados de la nada, con esa belleza singular que los caracteriza.
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